Cuando tenia casi 15 años, una prima/tia muy querida para mi (con antecedentes de locura y pirañismo bastante grandes) me conto algo que me sorprendio mucho: estaba yendo a una parroquia cercana a su casa y se la pasaba muy bien alli. Yo la verdad me sorprendi mucho de que ese demonio estuviera acudiendo a un lugar como ese. Ella me conto que estaba asistiendo a las reuniones de un grupo juvenil que habia en dicha parroquia llamado EJE. Yo no sabia que diablos significaba eso y tampoco me imaginaba lo que alli podian hacer. A sus primeras invitaciones a participar de dicho grupo me negue por completo, aduciendo mi falta de tiempo (¿?) y mi disgusto frente a las parroquias y a los grupos como ese. Cuando ella me pregunto si alguna vez habia participado de un grupo asi y las razones por la cual no me gustaban no supe que responder, pues, como tantas cosas, mi opinion era empujada por el prejuicio. Entonces ella se dio a la tarea de convencerme a participar hasta que finalmente accedi.
Para entrar al grupo primero tenias que vivir una experiencia llamada "Fin de Semana" lo cual no era otra cosa que un retiro. Recuerdo que hasta mi prima lo pago para que yo pudiera asistir. Ahora que recuerdo las cosas con nostalgia, me hubiera gustado mucho haber vivido esa experiencia con otra disposicion y actitud pues hubiera sido mucho mejor de lo buena que fue.
Sali del retiro completamente extasiado (es una sensacion normal en alguien que ha vivido una experiencia asi) y con muchas ganas de cambiar cosas en mi, arreglar cosas con mi familia y acercarme un poco mas a un Dios que sabia que existia pero del cual no habia experimentado mucho.
Despues del retiro, empeze a ir a la parroquia los domingos en las tardes, de manera bastante comprometida durante los siguientes 4 o 5 años. Entendi que ir a una parroquia no necesariamente era meterse a rezar (cosa que realmente haciamos muy poco) ni tampoco significaba adoptar poses cucufatas (que otros grupos si tenian). Para mi significo un tiempo de aprendizaje muy grande, quizas culpable en gran parte de lo bueno o malo que puedo ser hoy en dia. En EJE aprendi a relacionarme con las personas de una manera mas personal y no con un simple hola. Aprendi a confiar y a compartir. Me di cuenta que habia muchas cosas que cambiar en mi pero tambien supe que tenia muchas cosas buenas que explotar y que al final, en una balanza, serian mas que las malas. Entendi que para todas las cosas yo siempre debia ser el mismo, sin tomar poses ni actitudes que transtornen mi verdadero yo. Supe que yo estoy en este mundo por algo y que una forma de empezar a conocerme era entender lo que yo queria o buscaba.
Tambien aprendi a revalorizar mi relacion con mis padres y mi hermana, y en otro plano con mis amigos tambien. Entendi que Dios no espera buenas cosas de ti sino que solo te espera a ti, con todo lo bueno o malo que eso conlleve y que no te exige nada mas de lo que tu realmente le quieras dar siempre que lo hagas de corazon. Aprendi a escuchar a las personas y a hacerme escuchar. Aprendi a serle util a los demas y a devolverle el favor recibido en algun momento a alguien que nunca vi en mi vida. Pero sobretodo descubri la amistad de muchas personas, las cuales, hasta estos dias, constituyen uno de mis mejores y mas cercanos grupos de amigos a los cuales quiero y respeto mucho.
Y al que piense que la gente de parroquia es monse pues esta bastante equivocado. Mis amigos son literalmente y sin temor a equivocarme ni a recibir correcciones, las personas mas jodidas y basuras que conozco (en el buen sentido de la palabra), y eso que conozco mucha gente que se puede preciar de ser asi.
Cuando recuerdo EJE muchas cosas vienen a mi mente, muchos recuerdos, muchas caras, muchas vivencias. Recuerdo nuestra salida intempestiva de la parroquia por cambio de mando clerical, el cual no entendio mucho nuestra forma de trabajar y sintio nuestra resistencia hacia sus practicas Opus Dei (y tambien sintio la mandada a la mierda que le dimos el chavo y yo), pero mas recuerdo los retiros, los cuartos en la noche, los intentos de escribir mi vivencia (fallidos todos), las broncas, las discusiones, los almuerzos y comidas, el apoyo externo, la mirada gelida de Javier cuando decias alguna barrabasada, los nombres y barras de las familias en los retiros, los videos y charadas, la admiracion que sentia por ciertas personas que se manejaban de una manera impecable en la direccion de un grupo y que aun recuerdo y procuro imitar, las risas, las miles de anecdotas, los chistes, las caidas, los alejamientos, la Sagrada Familia, el Acuario, las canciones, las chicas que me gustaron tanto, las cartas del Che, las misas con fuga y sobre todo la sensacion de que de alguna manera, a mi particular manera, Dios estaba conmigo yendo a mi costado y que por alguna razon que no entiendo, sigue hasta hoy.
miércoles, 4 de junio de 2008
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