miércoles, 20 de agosto de 2008

El Baño

Yo soy un tipo muy descreido. Es decir, no creo en supersticiones, ni en horoscopos. Tampoco creo en historias y leyendas ni mucho menos en aparecidos. Pero hace algunos años me paso algo que creo yo merece ser contado.

Estaba yo haciendo un trabajo de auditoria en CEDRO (no, no estaba internado ni mucho menos) por orden de la primera sociedad de auditoria donde labure. CEDRO estaba ubicado en una casa grande en Miraflores. Ese dia, era el aniversario de dicha institucion, razon por la cual mucha gente estuvo en la casa, en un cocktail ofrecido para la ocasion. El encargado del trabajo y yo andabamos muy entretenidos distinguiendo a la gente famosa que llego ese dia (que fue mucha).

Al final del dia, casi a las 7 de la noche, decidimos irnos a nuestras casas. A esas alturas, ya no habia casi nadie en la casa. Antes de la salida, como era (y es aun) mi costumbre, fui al baño para peinarme. El baño de varones en dicha casa se encontraba en el hall de entrada de la casa, en una especie de semisotano. En dicho baño habia un lavamanos y dos casetas al fondo con sus respectivos inodoros.

Cuando entre al baño, prendi la luz y me di con la sorpresa de que de una de las casetas salia una mujer de unos 75 años, bajita, canosa, arrugadita. Me sorprendi pero atine a pensar en ese momento que quizas se trataba de alguna persona que quedaba del cocktail de la tarde y que habia ocupado el baño equivocado. La viejita me miro a los ojos y yo le sonrei y le hice un gesto para que pueda salir. Ella asintio y salio del baño. Hice lo que tenia que hacer en el urinario y regrese a lavarme las manos. Al momento de mojarme la cara el recuerdo de lo que habia sucedido segundo atras me dejo helado. En ese momento me di cuenta que lo que habia sucedido no era real. Sali medio temblando del baño por la sensacion de miedo y me acerque al vigilante de la puerta. Le pregunte si habia visto salir a una mujer con las descripciones que comente hace un rato. Me quedo mirando entre extrañado y sorprendido y me respondio que no. Yo estaba dando la vuelta hacia la oficina donde se encontraba mi compañero cuando el vigilante me toco el hombro diciendome: "ya te fregaste pues, ya te asusto pues".

La reaccion fue inmediata, no voltie ni a mirar al vigilante, simplemente camine y las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos. No me encontraba en un buen momento personal en esas epocas y justo me venia a suceder eso a mi. El vigilante me fue a buscar a la oficina y me comento que el habia visto a la misma mujer un par de veces y que otros trabajadores la habian visto tambien.

Al dia siguiente tenia una fila de personas preguntandome por lo acontecido. Lo peor para mi fue que aun debia de permanecer por un par de semanas en esa casa. Gajes del oficio. Lo sufri mucho de verdad y mucho mas lo sufrio mi vejiga, porque en esas dos semanas restantes no regrese al baño. Ni cojudo que fuera.

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