viernes, 29 de enero de 2010

Sin perdon

La ira es incontenible, los ojos los tengo inyectados y a punto de reventar. ¿Como es posible que me hagan esto a mi? Pienso y pienso y no encuentro explicación. Repaso en mi mente cada cosa que dije, cada gesto, cada acto. NADA. No recuerdo nada que haya alterado el orden natural de las cosas.

Siento el temblor de mis piernas y brazos y eso solo puede significar una cosa: estoy molesto; no entiendo como las personas puedan chocar sin el menor cuidado con cosas tan importantes. Reniego, si, como siempre. Puteo, cierro los ojos y comienzo a imaginar las mas dolorosas muertes para aquellos que me originan este maldito malestar.

Ahora si se jodieron, Conoceran a la bestia que llevo dentro (que definitivamente es peor que el aspecto de bestia que llevo por fuera). Todo tiene un limite y esta vez ese limite ha sido traspasado. Solo tengo una pregunta antes de estallar la cual dejara claro ante ustedes mi inmenso enojo:

¿Quien diablos le echo queso parmesano a mis tallarines?

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