viernes, 29 de julio de 2011

Todo bien

Es curioso lo que a veces representamos para las personas. A veces eres lo máximo, a veces un poquito menos que nada. Todo depende de nuestros gestos, comportamiento, las actitudes o también de alguna manera, las ganas de joder o los estados de ánimo de otras personas. Es bien fácil juzgar o calificar, pero ¿qué tan bien parados estamos para eso?

Todos tenemos la crítica en la boca, la desilusión a flor de piel, la clásica movida de cabeza en señal de desaprobación, en resumen, tenemos la capacidad de poder decir tal o cual cosa de una persona, de tirarla al suelo, de sacarle la mierda y de pensar que es mala y que no sirve para nada.

Pero no todo es blanco y negro, no somos dioses ni mucho menos perfectos. Todos, absolutamente todos somos susceptibles a cometer errores y a equivocarnos, y en esa condición y en ese entendimiento, deberíamos tener más claro que para juzgar y comer pescado hay que tener mucho cuidado.

Eso sí, una cosa son los errores y otra cosa es hacer las cosas con mala intención. De mi parte, mil disculpas si a alguien hice sentir mal alguna vez por no ser como quisieron que yo sea o reaccionar de una manera determinada. Y si me hicieron algo a mí por error pues no pasó nada, todo bien. Pero si lo hicieron a la mala, siganse pudriendo en el infierno.

Hablamos.

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